Se entiende por relieve a las irregularidades de la corteza terrestre. Los relieves de primer orden pueden ser continentales u oceánicos.
Dentro de los relieves continentales se encuentran las montañas, las mesetas, las llanuras, las penillanuras, la plataforma continental, el talud continental y la pendiente continental. Entre los relieves oceánicos se encuentran las llanuras abisales, las dorsales y las fosas submarinas.
Las montañas, destacan por su altura y pendiente abrupta; su origen puede ser volcánico, por plegamiento o levantamiento de bloques de la corteza. Existen dos tipos de montañas: las montañas antiguas y las montañas modernas.
Las montañas antiguas son aquellas ubicadas en medio de las placas tectónicas. Tienen altitudes más bajas que las modernas, son más antiguas, y su cima es redondeada debido a la erosión durante millones de años. Un ejemplo de estas montañas es el Himalaya, en Eurasia.
Las montañas modernas se encuentran aún formándose en los bordes de convergencia o destrucción de las placas tectónicas. Sus cimas son puntiagudas y sus altitudes, las más elevadas del mundo. Un ejemplo es la Cordillera de Los Andes, en Sudamérica.
Las mesetas son planicies extensas situadas a una determinada altitud de más de 500 msnm, formadas por la erosión o el emergimiento de la corteza terrestre. Las pendientes son más abruptas que las de una montaña. Ejemplo: Tepuy Roraima (Venezuela).
Las llanuras son zonas de escasa pendiente y altitud, constituyendo áreas de depósito de los sedimentos provenientes de la erosión de las zonas más elevadas. Pueden localizarse en el centro de los continentes, asociadas a las cuencas de los grandes ríos, o en los litorales, donde generalmente tienen poco desarrollo.
Su altitud va desde los 0 a los 200 msnm.
Las penillanuras son relieves cuyas altitudes van desde los 200 a los 500 msnm. Son formadas por la erosión soportada durante millones de años. Un ejemplo son las Sierras de Minas, en Uruguay.
La plataforma continental es la continuación del continente por debajo del nivel del mar, cubierta por las aguas hasta una profundidad de 200 metros aproximadamente. A partir de esta profundidad la pendiente aumenta bruscamente, formando el talud continental, que lleva a las grandes profundidades. La pendiente continental marca el fin del continente y está formada por la acumulación de sedimentos. En algunos casos puede no existir y se pasa directamente del talud a las fosas oceánicas.
Fuente: Geografía I: Espacios y Sociedades Hoy. Capítulo 2: Dinámica de la Corteza.
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